
Valerio
2.200 kmDía 1 – Del avión a la carretera, bajo la lluvia
El viaje comenzó con un vuelo de Milán a Lamezia Terme. Las previsiones lo anunciaban desde hacía días: lluvia. Y puntualmente, casi como si quisiera darme la bienvenida, poco después del aterrizaje a las 14:00, el cielo empezó a descargar agua. En el aeropuerto me esperaba Angelo, de la tienda Ducati Undicigradi, quien me acompañó hasta la moto.
La Multistrada V4 Rally que iba a conducir ya mostraba las marcas del viaje: firmas de quienes me habían precedido en el depósito, adhesivos en las maletas, el baúl y el carenado. Señales tangibles de una aventura que duraba ya meses.
Apenas tuve tiempo de acomodar las maletas y partí. La lluvia intensa no daba tregua mientras llegaba al acceso de la autopista Salerno-Reggio Calabria. El mar Tirreno se extendía a mi izquierda, luego la carretera empezó a ascender y la temperatura a descender. Las cumbres nevadas de las montañas no dejaban lugar a dudas: el sur de Italia siempre sabe sorprender.
Al dejar la autopista en Sibari, me dirigí hacia el este para entrar en Basilicata y llegar a Tarento. Ahora era el mar Jónico el que me acompañaba a la derecha y, por un momento, la lluvia concedió una tregua. Pero fue solo una ilusión.
Al retomar la carretera hacia Brindisi y Lecce, el agua regresó con más fuerza que antes. En menos de cuatro horas había recorrido cerca de 400 km, atravesado tres regiones, visto tres mares y nieve en las montañas. Un inicio realmente intenso.
Día 2 – Salento fuera de temporada
La Multistrada ya había superado los 60.000 km previstos por el proyecto; mi objetivo era recorrer unos 2.000 km en esta etapa final. Con la distancia entre Calabria y Borgo Panigale cubriendo buena parte del trayecto, decidí pasar unos días explorando Salento, descubriéndolo en su forma más auténtica.
El día transcurrió tranquilo: una breve visita a Brindisi para saludar a un amigo y luego regreso a Lecce. El placer de viajar en moto sin prisa, solo por el gusto de hacerlo.
Día 3 – La costa adriática y un toque de arte
El lunes decidí dedicarlo a la costa adriática. Partí en dirección a Castro, subiendo por la carretera costera. Aquí el paisaje ofrecía vistas increíbles del mar, con las olas rompiendo contra las rocas bajo un cielo aún cargado de nubes.
Me dirigía a Otranto, pero antes tuve que detenerme en Punta Palascia, el punto más oriental de Italia. Me hubiera gustado encontrar una pegatina de este lugar simbólico, pero todas las tiendas estaban cerradas. La suerte, sin embargo, quiso que conociera a una pintora local, apasionada de las motos, que se ofreció a pintar el faro directamente en la maleta lateral izquierda. Un recuerdo único de este viaje.
Día 4 – La costa jónica y el encanto de la velocidad
Este día lo dediqué a la costa jónica. Tras pasar por Novoli y Veglie, me dirigí a Nardò, donde no pude resistir la tentación de visitar el circuito donde se prueban algunos de los vehículos más rápidos y fascinantes de Europa.
Observar las instalaciones de un lugar tan icónico hizo que la experiencia fuera aún más especial, imaginando las pruebas de velocidad que se llevan a cabo en ese asfalto.
Después de esta parada, continué recorriendo algunas de las playas más famosas de la zona hasta Porto Cesareo, sumergiéndome en los paisajes invernales del Salento. Al regresar a Lecce, hice una desviación para descubrir los campos de Leverano y Monteroni, con sus extensiones de olivos y muros de piedra seca.
Día 5 – Últimos kilómetros en el Salento
Último día en el tacón de Italia. Aproveché para llegar hasta Fasano antes de regresar a Lecce, previo al recorrido hacia el norte.
Día 6 – La larga cabalgata hacia el norte
Era momento de poner rumbo directo a Bolonia. El día comenzó recorriendo la carretera estatal Adriática, para luego tomar la autopista hasta Barletta. Desde allí, giré hacia la A16 en dirección a Nápoles, con sus continuas subidas y bajadas, mientras la temperatura volvía a caer, acercándose a cero.
Partí de Lecce a las 8:58 y llegué a Prato a las 17:20, donde pasé la noche.
Día 7 – A través de los Apeninos
La última parte del viaje incluía cruzar los Apeninos y elegí una de las rutas más clásicas: Barberino, paso della Futa, con una parada en el Chalet della Raticosa. No por casualidad, esta carretera ha sido uno de los terrenos de prueba de la Multistrada V4 Rally.
En el paso aún había nieve a los lados de la carretera, lo que le daba un ambiente invernal y sugerente.
Después del almuerzo, continué pasando por Firenzuola y Riolo Terme, concluyendo la jornada en Imola.
Día 8 – La llegada a Borgo Panigale
En la última mañana, con los 2.000 km ya ampliamente superados, me di el gusto de una última desviación. En lugar de dirigirme directamente a Bolonia, tomé la autopista en dirección opuesta, saliendo en Faenza antes de regresar. Un pequeño extra, simplemente por el placer de seguir conduciendo.
A las 10 estaba puntualmente frente a la fábrica de Ducati.
Al final, el kilometraje total estaba a menos de 100 km de los 70.000, un logro increíble para esta moto.
Como último recuerdo de esta experiencia, tuve también el privilegio de dejar mi firma en el depósito de la Multistrada V4 Rally, uniéndome a todos los que contribuyeron a esta extraordinaria aventura.
El tramo de Prato a Raticosa, que es una sucesión de curvas perfectas para circular en moto, es un auténtico paraíso para los amantes de las curvas y disfrutar de un trazado suave y técnico.
Para mí, alguien que recorre diariamente cientos de kilómetros en moto para ir al trabajo, este viaje representó algo completamente diferente: la libertad de viajar sin plazos ni horarios, sólo por el placer de montar en moto. Fue una experiencia única, que me permitió redescubrir el verdadero significado del viaje sobre dos ruedas.
Las etapas
Descubre las diferentes etapas día tras día y, sobre todo, los tracks GPX que puedes descargar.